El talento

En días pasados pude comprobar cómo el talento, las aptitudes físicas son un factor innato, cuando se tiene el placer de trabajar un nadador con estas condiciones es verdaderamente maravilloso, pues son algo escasas y los que la tienen en algunos casos ni saben que las poseen y cuando saben que las tienen no desean trabajarlas por el compromiso y el esfuerzo que ello significa.

En días pasados una nadadora de muy buen rendimiento que tuve el orgullo de orientar desde muy niña, se metió a competir después de tres años de estar alejada del agua, el resultado: un excelente balance y unos tiempos buenos, lógicamente compitió en pruebas cortas, pero supero con amplitud a quienes venían entrenando de forma continua, ¿como lo hizo?

Su cuerpo aun es joven y con un cuidado mínimo se conservan algunas valencias físicas, además estaba descansado y pudo hacer este esfuerzo corto y segundo y más importante tiene unas condiciones excelentes.

Aquí es cuando nos cuestionamos, ¿porque no regresa a la piscina y sigue compitiendo, pues podría tener muy buenas figuraciones deportivas? por una razón fundamental ¡se le acabo el espíritu de sacrificio, el compromiso, la responsabilidad de competir y mejorar sus tiempos! ya no es atractiva esta idea es más atractiva la idea de llevar una vida normal desarrollándose en el área intelectual y preparándose para su vida profesional. Para los que vivimos con pasión la competencia esto nos parece un barbarismo pero tenemos que aprender a aceptar estas decisiones tan personales, así no las entendamos.

Hace años un vecino mantenía parada en el garaje de su casa una excelente moto que era la admiración de todos los jóvenes del barrio, muy esporádicamente la sacaba a pasear, esto nunca lo entendí, ahora me pasa lo mismo.