EN LA PUERTA DEL HORNO……

Quizás todos hemos escuchado este sabio refrán popular “en la puerta del horno, se quema el pan”. Cuando estamos “ad portas” del objetivo principal del año o del periodo de entrenamiento, este dicho con el cual inicio esta disertación cobra más sentido que nunca.

Son muchos los metros recorridos, las horas invertidas en los desplazamientos a entrenamientos, los sacrificios de un nadador, los recursos de padres y dirigentes, invertidos en un plan de preparación, las horas de planeación y ejecución del entrenador. Por ello resulta ilógico que todo lo anterior se vaya a la caneca, por errores tontos que pueden ser evitados.

Reflexioné sobre mi época de nadador, sobre los errores que cometí, después pensé en los errores que he visto en nadadores en estos 25 años al borde de la piscina y saqué los siguientes puntos a tener en cuenta para que los deportistas reflexionen al respecto.

  1. Prevenir una lesión, por realizar otras actividades deportivas que vayan en contravía al proceso de entrenamiento. 15 días antes de un torneo importante, mis amigos del barrio (que ya estaban en vacaciones) me invitaron a jugar baloncesto, en una jugada normal tuve un esguince de tobillo, por mucha terapia y hielo no me pude recuperar totalmente y mi trabajo en la piscina se perdió. Mi colega Raúl I González (Raulin) me cuenta que una historia aun más dramática que la mía, le sucedió a Jesse Vasallo en una de las olimpíadas quizás de la década de los 80. Este nadador era en el momento el recordman del mundo en 400 combinados y unas tres semanas antes de los juegos se puso a jugar basket en la concentración y se fracturó un tobillo quedándose sin la ansiada medalla olímpica. Otro ejemplo son las clases de educación física en los colegios que pueden arruinar una puesta a punto. Los nadadores llegan molidos, extenuados, con las reservas de glucógeno en el piso unos días antes de la competencia principal, pues debieron presentar la evaluación bimestral. Aquí los entrenadores y padres de familia debemos intervenir  y pedirle a los profesores su colaboración al respecto.
  2. Prevenir una enfermedad de última hora. Gripas por cambios de temperatura o enfermedades infecto-contagiosas como la varicela, son algunos ejemplos. Si yo como nadador tomo conciencia de esto y evito estar en contacto con familiares, o amigos que estén enfermos o me cuido de cambios de temperatura que faciliten una enfermedad viral muy posiblemente voy a llegar en buenas condiciones al evento para el cual me prepare con dedicación.
  3. Llenar las reservas de glucógeno. La principal fuente energética de  un nadador es el glucógeno que se adquiere al consumir alimentos ricos en carbohidratos. La dieta un mes antes de la competencia principal debe ir orientada en este sentido;  todas  las comidas deben contener carbohidratos de buena calidad con poca grasa. Según el fisiólogo Juan Carlos Mazza, inmediatamente después del entrenamiento se debe consumir un alimento de este grupo, para evitar el vaciamiento glucogénico y mejorar la reserva de glucógeno. Pan, pastas, arroz, cereales, papa y yuca son el objetivo alimenticio antes de una competencia principal.
  4. Hacer el nado de recuperación. Las imágenes que anexo no son de un balneario, las tomé en una competencia reciente y la piscina era supuestamente para nadar y descargar al ácido láctico acumulado por la competencia. Están demostrados científicamente los beneficios de hacer un nado de recuperación después de una competencia. En este sentido  a  los entrenadores y nadadores les falta más disciplina y conocimiento al respecto.  Hace poco tuve la oportunidad de hablar con un grupo de nadadores que no habían sido educados al respecto y creían erróneamente que aflojar 600 o 800 metros los iban a agotar para la próxima competencia. Para los que tengan dudas revisen el artículo publicado en esta web al respecto.
  5. El sueño como mecanismo de descanso y recuperación. Las concentraciones en los hoteles con nuestros amigos de equipo, se convierten en desorden a la hora de dormir y al día siguiente no pueden dar el máximo de su capacidad por falta de descanso adecuado. Todo el esfuerzo y el trabajo para llegar allí se perdieron. Más que disciplina militar en las concentraciones por parte de entrenadores y directivas, se requiere de autodisciplina y conciencia de los deportistas.

 

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